jueves, 3 de mayo de 2012

Todxs incluye todas y todos, sin viceversa

La ley de identidad de género es un gran salto para el retrograda, pero apenas un pequeño paso para quienes luchamos por los derechos de los que se nos priva, aún estando escritos, como, por ejemplo, el derecho a la identidad. Esto que está pasando es  importante para nuestra historia y seguro no hubiese tenido lugar sin el trabajo que hicieron las Madres de Plaza de Mayo, más principalmente las Abuelas, al priorizar al individuo el derecho de conocer su propia historia y la libertad de reapropiarse o no de un nombre. Fácil es banalizar el asunto en un discurso de aceptación desprejuiciada del ¨si se quiere llamar así¨ o ¨si quiere ser mujer¨ cuando la ley no habla del deseo, sino de los cuerpos, las limitaciones y las necesidades que afectan a cualquier persona nacida y sujeta a una realidad cultural donde hay una hegemonía intrusiva sobre qué somos y qué debemos hacer en consecuencia, como vos.
Esta ley habla de todas y de todos, gran parte de lxs todxs aún siguen invisibilizadxs. El proyecto de ley da por sentado la existencia de una identidad de género y plantea algo bello como el libre desarrollo del mismo sin imponer - aparentemente - nada más que una consciencia propia respecto la autopercepción del yo, que el actual documento de identidad limita a un sistema binario teniendo que elegir si ese libre desarrollo es dentro de uno u otro género. Aún sigue vigente la ley que no permite inequivocos de índole sexual (?) en el nombre.
En lo particular les comento que yo tengo doble nacionalidad. Nací en Israel y debido a que mis padres son argentinos pude optar por la nacionalidad argentina. En Israel la ley de género ya está vigente hace tiempo, y había una ley previa que permitía el cambio de nombre indiscriminadamente cada 7 años. Actualmente en mi pasaporte soy Elizabeth, género masculino. En mi documento argentino no quieren reconocerme ese nombre LEGAL por este supuesto ¨inequívoco¨, obligándome a ser ilegal. Tengo que hacer un juicio porque hasta no resolver esto, yo estoy ejerciendo dos identidades y soy una potencial estafadora que no puede salir del país sin conllevar así consecuencias tal como la prisión o la prohibición de volver a ingresar a Argentina como ciudadana residente (soy una suerte de desterrada en mi propia tierra).
La ley de género permitiría que una persona rectifique su género en el documento sin necesidad de hacer una operación de reasignación de género (ya hay casos que lo lograron mediante juicio como Florencia de la V) pero da por sentado que no puede suceder al revés, como yo, que quisiera someterme a la cirugía genital sin la obligación de cambiar el género en el DNI.
Mi decisión de esa lucha que parece absurda tiene un sentido para mí, estoy en desacuerdo que el género sea un dato que figure en nuestros documentos, más alla de lo binario. En un tiempo y lugar los documentos decían la religión, o el color de piel, con la única función de discriminar y privar a ciertas personas de ciertos privilegios. No veo necesidad de que si hoy dia estamos - en teoría - a favor de la igualdad de género, y tanto una mujer como un hombre pueden trabajar de lo mismo, ¿para qué la diferenciación en nuestros papeles? La respuesta es una sola, el sistema carcelario. Las cárceles son binarias y la razón es simple: en la cárcel podés comer, respirar, hacerte de bellos amigos, trabajar y hasta inclusive estudiar en pos de obtener un título universitario. La única libertad de la que se priva a lo que los fachos llaman lacra social - además de la física - es que durante la estadía el individuo no puede reproducirse (claro, a menos ingreses embarazada) y esto es ni más ni menos que el control de los cuerpos en un sistema machista que basa el sentido de nuestra existencia como una suerte de industia o fabrica donde nuestro unico propósito es repetirnos para repetir una forma de consumo que va desde la ropa que usamos hasta el sexo que practicamos.
El mayor miedo de los que funcionan y aceptan esta hegemonía, frente a la ley de matrimonio igualitario, era que si le daban a los homosexuales los mismos derechos que los heteros de reproducirse (llamalo adoptar), venga una serie mal fabricada de personas y se propague la homosexulidad (entendido como un contraproducente fin de reproducción). Nuesto sistema jurídico y estatal esta centrado en controlar no sólo a la población sino también a sus cuerpos. La ley de identidad de género transa con el sistema, logra algo increible como la libetad en el desarrollo del género sin especificar cuál es el género preexistente, pero aún seguimos controlados, y aún hay realidades invisibilizadas en este sistema, como las personas que no son ni hombres ni mujeres.
En la ley del matrimonio igualitario, costó que dejaran de decir que era la ley del matrimonio gay, aún sucede algo parecido con el nombramiendo de la Marcha del Orgullo. Ahora con la ley de identidad de género va a costar que dejen de pensar que la misma habla de gays o travas o travestis, habla de todos y todas, de ellxs aún no dice mucho, aunque si habla de todxs y en ese todxs incluyo a todas y todos, porque tanto esta ley como la ley por la despenalización del aborto hablan de lo mismo: cómo nos pensamos en un sistema donde el pensamiento crítico es el enemigo clave.